La Resegregación es un problema mucho más profundo que esconde la Gentrificación
Para el autor Jeff Chang, los desplazamientos en los centros urbanos son solo una expresión de un conflicto aún más importante en Estados Unidos.
Por Brentin Mock,
CityLab Vida Urbana
La gentrificación ha sucedido con una resegregación racial en paralelo en los EE. UU., de acuerdo al periodista Jeff Chang, quien es autor de libros sobre la historia y cultura del hip hop — publicó su tercer libro el 13 de Septiembre de 2016, un tiempo en que uno
podría invertir una buena cantidad de fe en la promesa del título del libro, el cual fue We Gon’ Be Alright: Notes on Race and Resegregation (Estaremos bien: notas sobre raza y resegregación). El libro volvió a encender la llama del optimismo que se sintió en la
canción de Kendrick Lamar de 2015, la cual llevaba el mismo título y que se convirtió en uno de los grandes himnos de la banda sonora del movimiento Black Lives Matter. Pero desde que Donald Trump llegó el 9 de Noviembre para demostrar a EE.UU. quién manda, esa promesa ha estado en duda.
Sin embargo, la segunda parte del título del libro de Chang — la que habla de raza y resegregación — sigue igualmente actual. En muchas partes del país, EE.UU. está resegregando a niveles que no se han visto desde antes del movimiento de derechos civiles. Tal como nota un capítulo crucial del libro — titulado “Ciudades de Vainilla y sus Suburbios de Chocolate” — el estudiante blanco promedio asiste a una escuela pública que consiste en por lo menos un 75% de blancos y vive en un barrio con una población que consiste en un 77% de personas blancas. Mientras tanto, las minorías se están mudando (o están siendo desplazadas) a los suburbios y más blancos se están mudando para las ciudades. Con frecuencia lo que acompaña esta migración inversa es el desplazamiento racial y de clase social de la gentrificación.
Por muy inquietante que sea la gentrificación para muchas familias pobres de minorías hoy día, no presenta el cuadro completo de la opresión, según argumenta Chang en su libro.
“La gentrificación ofrece un marco curiosamente pequeño para tratar de entender estos cambios paradigmáticos. Cuando los alquileres llegan al punto de inflexión, cuando se venden los viejos edificios industriales o se derrumban para construir nuevos edificios
poco sólidos que se hacen de cristal y madera prensada, cuando los residentes pobres se tienen que ir, la narrativa de la gentrificación da con su límite”, explica Chang en el libro. “Tiene el efecto raro e ilógico de favorecer las narrativas de los que pudieron mantenerse en la ciudad cambiante.
¿Y qué les pasa a los que son desplazados?.
La gentrificación no tiene cabida para la pregunta: ‘¿Adónde se fueron los desplazados?’. En cambio, los desplazados se unen a los desaparecidos…
La gentrificación es clave para entender lo que le pasó a nuestras ciudades en el comienzo del nuevo milenio. Pero es sólo la mitad de la historia. Es sólo el lado visible del problema más grande: “La Resegregación”.
Trump se postuló con una campaña de exclusión racial que despertó a un gigante dormido de votantes, quienes en muchos casos no le ven nada malo al regreso de la política segregada. De hecho, estas personas dan lugar al tal regreso. Ahora muchos inmigrantes latinos, musulmanes, afroamericanos, personas gay y transgéneros y mujeres están preocupados si realmente estarán bien.
¿Estarán bien en sus ciudades santuarios o se encontrarán atrapados en ellas mientras que un partido político que se opone a su existencia reina en el resto de los estados y en el gobierno federal?.
Chang fue profético en explorar estas preguntas antes del ascenso de Trump: viajó a ciudades como Ferguson, Missouri después de sus rebeliones para hablar con activistas y residentes acerca de sus condiciones de vida tanto dentro como fuera de los centros de las ciudades. En We Gon Be Alright, Chang conecta estos movimientos políticos comunitarios con la conversación más amplia sobre la raza en EE.UU. que se sostiene dentro de la cultura popular, tal como se oyó en el álbum Lemonade de Beyoncé.
De acuerdo al estudio, en algunas ciudades la gentrificación se ha dado como un movimiento del límite entre distintos grupos raciales.
CityLab habló con Chang antes y después de la elección presidencial sobre su libro y cómo se podrían aplicar sus lecciones.
Bueno, hay que preguntarse: ¿Realmente estaremos bien viviendo bajo este nuevo presidente?
No sé, pero aún tengo confianza y fe de que la gente va a cuadrar las cosas. Una cosa que tenemos ahora que no teníamos ni en el 2009 ni en el 2000 es una infraestructura de movimientos por la justicia que están vinculados de tantas maneras diferentes que antes no estaban. Si te acuerdas, tomó un tiempo antes de que surgiera el movimiento anti-guerra. Pero ahora, después de Occupy y el movimiento Black Lives Matter, el movimiento Dreamers (Soñadores), Standing Rock, Justicia Reproductiva… la gente realmente está movilizada y comunicando y haciendo planes. Eso es lo que me hace pensar que tenemos una oportunidad con esto.
Cuando se eligió Obama, estábamos bailando en las calles y en cuanto Trump salió electo, la gente empezó a marchar en las calles y eso sigue. No tengo ningún tipo de sueño inocente de que un día va a parar y que podamos regresar a nuestro mundo de fantasías. Pero sí me anima que la gente ya se está preparando.
En tu libro escribes: “Por sí sola, la gentrificación no puede explicar la nueva geografía de raza que ha emergido desde el comienzo del milenio”. ¿Puedes explicar esto un poco más?
No es adecuado porque la gentrificación — incluso como palabra — se trata de la gentry (la aristocracia), el movimiento de riqueza hacia las ciudades. No toma en cuenta las personas que son desplazadas y obligadas a abandonar la ciudad. El movimiento anti-gentrificación no toma en cuenta los lugares adonde se ha obligado mudarse a la gente y existe poca infraestructura establecida en el movimiento para explicar lo que ha estado pasando en los suburbios. Creo que eso es porque vimos lo que ocurrió en Ferguson.
Incluso antes de eso, lo que ocurrió en Sanford, Florida, fue el detonante de Trayvon Martin y George Zimmerman. Estas son cosas que están ocurriendo fuera del marco de la gentrificación.
Pero la realidad es que la gente se ve obligada a mudarse y la administración de los suburbios se ve cada vez más como la administración de los barrios desfavorecidos de ciudades durante los 80, 90 y 2000, con la política de contención ocurriendo y el ascenso de estados fundados sobre el encarcelamiento y patrullaje policíaco intenso. Si lo vemos en un sentido más amplio, al impacto de la resegregación que realmente está sucediendo, la gentrificación es sólo una parte de la resegregación, la cual es el marco más grande que se necesita para entender lo que está sucediendo. Y entonces podemos entender la geografía cambiante de la raza un poco mejor porque podemos volver a colocar la gente desplazada dentro del cuadro.
¿Entonces cuál es la situación? ¿Las minorías deben inundar a los suburbios para integrarlos y vencer la tiranía de manipulaciones raciales de distritos políticos, o pueden acumular y sostener poder político desde los centros urbanos?
Se trata de pensar sobre ambas y cada opción. Se trata de obligar a estas ciudades mayormente liberales a aplicar leyes sobre vivienda justa y establecer nuevas políticas que ayuden a mantener a los residentes antiguos en sus hogares, de fortalecer las leyes de inquilinos, de seguir abogando por el cuestionamiento de prácticas discriminatorias… porque eso nunca ha desaparecido y bajo una presidencia como la de Trump probablemente podemos suponer que van a intensificarse.
Pero hablemos de lo que la gente antes llamaba ‘metropolítica’ un tipo regional de política, de poder acumular poder en los suburbios ‘minorizados’ de la manera en que la gente lo ha estado haciendo en Ferguson y el condado norteño de San Luis para luchar contra estos tipos de leyes de prisiones para deudores que literalmente se trata de contener los cuerpos de las minorías, realmente tratemos de pensar en todas esas cosas al mismo tiempo y construyamos movimientos en esas formas.
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