La importancia de leer en voz alta a nuestros hijos pequeños
Por Luis Bravo
Leer un cuento a los niños es una costumbre que se ha convertido ya casi en un tópico. Lo vemos en las películas, en las series de televisión, en los propios cuentos, y por supuesto, lo hacemos en la vida real. O eso creemos.
Porque lo cierto es que solo en el 48% de los hogares estadounidense se lee a los niños a diario, y en el 15% se hace menos de tres veces a la semana, y estos datos son más o menos aplicables a otros países como el nuestro.
Puede parecer que se trata de una mera actividad de entretenimiento, una forma de pasar tiempo de calidad con los pequeños, pero es mucho más que eso.
Y es que entre los 0 y los 3 años es cuando los niños desarrollan sus capacidades verbales. Leerles en voz alta les permite mejorar el vocabulario, la pronunciación, la comprensión… así como familiarizarse con las palabras escritas. Además de que les permite descubrir que leer es una actividad divertida e importante. Y un dato que lo deja más claro: la cantidad de palabras que un niño conoce al entrar en la guardería, es una herramienta eficaz para predecir su éxito futuro.
Animamos a todos los padres a leer en voz alta a sus hijos, al menos 15 minutos al día. Porque esta actividad, que parece tan insignificante, es la forma más fácil de ayudar al futuro aprendizaje de un niño. Por no hablar de que estimula su imaginación, amplía su sensibilidad, y les hace sentirse felices.
¡Qué rápido aprenden los niños!
Numerosos estudios revelan que el cerebro de los menores de tres años de edad se desarrolla con gran rapidez, por lo que la intervención diaria de los padres, que incluye la lectura, el canto y las muestras de afecto, resulta decisiva para que crezcan sanos.
No obstante, según uno de tales estudios, solo la mitad de los progenitores con hijos de entre dos y ocho años les leen a diario. Pero “¿tiene tanta importancia que le lea a mi hijo?”, tal vez se pregunte usted.
Inculque amor por la lectura
Los especialistas responden afirmativamente. “La forma más importante de transmitir a los niños los conocimientos que les permitirán en el futuro ser buenos lectores, es leerles en voz alta, sobre todo en la etapa preescolar”, señala el reportaje titulado Becoming a Nation of Readers (Cómo convertirnos en una nación de lectores).
Mientras escuchan los relatos de un libro, aprenden desde temprana edad que la letra impresa corresponde a la palabra hablada y, al mismo tiempo, se familiarizan con el lenguaje escrito. “Cada vez que le leemos a un pequeño enviamos un mensaje ‘placentero’ a su cerebro; incluso podríamos decir que se trata de un ‘mensaje publicitario’, que condiciona al niño para que asocie los libros y la página impresa con el placer”, señala un manual sobre la lectura en voz alta. Quienes inculquen en sus hijos este amor por los libros implantarán en ellos el deseo de seguir leyendo toda la vida.
Les ayuda a entender el mundo que los rodea
Leerles es hacerles un valioso regalo: darles a conocer personas, lugares y cosas. A un costo relativamente bajo pueden “viajar” por el mundo a través de las páginas impresas. Por ejemplo, José tiene dos años de edad, y su mamá le lee desde el día en que nació. Ella nos cuenta: “Su primera visita al zoológico fue de redescubrimientos”. ¿Redescubrimientos? Así es, pues aunque era la primera vez que veía cebras, leones, jirafas y otros animales de carne y hueso, ya los conocía desde antes.
Su madre agrega: “José ha tenido el gusto de conocer en sus primeros dos años de vida a muchísima gente, así como multitud de animales, objetos y conceptos, todo en los libros”. En efecto, leerles en voz alta a los pequeños les ayudará enormemente a comprender el mundo en el que viven.
Forje vínculos estrechos
En los años de formación, los niños desarrollan actitudes que influirán en su conducta futura, por lo que es necesario que los padres coloquen las bases de una relación estrecha marcada por la confianza, el respeto mutuo y la comprensión. La lectura es una herramienta sumamente útil para lograr este objetivo.
Cuando los padres se toman el tiempo para tener en brazos a sus hijos y leerles, les transmiten con claridad el mensaje de que los quieren. María, una madre guatemalteca, lo hizo con Marco, que ahora tiene ocho años, y dice: “Mi esposo y yo creemos que este hábito ha contribuido en gran manera a que esté tan apegado a nosotros. Nos tiene confianza y con frecuencia expresa sus sentimientos. Se ha creado un vínculo especial”.
Ana Cristina acostumbra leerle en voz alta a Esmeralda desde que tenía más o menos un año y poseía suficiente concentración para quedarse sentada y escuchar durante un minuto o dos. ¿Han valido la pena todo el tiempo y el esfuerzo invertidos? Ana Cristina señala: “El ambiente agradable y tranquilo que existe cuando leemos juntos es muchas veces todo lo que hace falta para que Abigail nos cuente algún incidente de la escuela o cierto problema con una amiga. ¿Qué padre no desea ese tipo de reacción?”. No cabe duda de que la lectura en voz alta contribuye a forjar vínculos estrechos entre padres e hijos.
Inculque aptitudes valiosas en la vida
“Nuestros hijos ingieren tanta basura intelectual, de la televisión y de otras fuentes, que requieren, más que nunca, recibir nutrición para el espíritu, ideas claras y sabiduría, un ancla mental que les ayude a sostener sus valores y ver la vida en su justa perspectiva”, explica el libro 3 Steps to a Strong Family (Tres pasos para forjar una familia fuerte). Los padres son los más indicados para ejercer una influencia positiva y sana.
Las oraciones complejas y bien estructuradas de los libros pueden convertirse en útil instrumento para enseñar la correcta expresión oral y escrita.
Dorothy Butler, autora de Babies Need Books (Los bebés necesitan libros), señala: “Dominar mejor el lenguaje es pensar mejor. El lenguaje es el principal protagonista del aprendizaje y la inteligencia”. La capacidad de comunicarse bien es fundamental para las buenas relaciones.
Las lecturas adecuadas refuerzan igualmente la moralidad y los valores. Los padres que les leen a sus hijos y razonan con ellos los enseñan a resolver problemas por sí mismos.
Consuelo observa atentamente la reacción de su niña, Flor de María, a las diferentes situaciones que se plantean en los relatos. “Como padres —dice ella—, llegamos a conocer mejor los rasgos más sutiles de su personalidad con la esperanza de ayudarla a evitar ideas indebidas desde muy temprana edad.” No hay duda de que la lectura en voz alta moldea tanto la mente como el corazón de los hijos.
Haga de la lectura un placer
Cuando lea para el pequeño, debe hacerse sin presiones, en un ambiente tranquilo y relajado. La prudencia dictará el momento de detenerse. Lorena comenta: “Andrés tiene dos años, y a veces está muy cansado y no aguanta mucho tiempo sentado. Lo que hacemos entonces es abreviar la sesión. No queremos provocarle sentimientos negativos hacia la lectura, así que no lo obligamos a escuchar por más tiempo del que resiste”.
Leer en voz alta implica mucho más que sencillamente vocalizar lo que está impreso; hay que saber cuándo pasar la página de un libro ilustrado para crear expectación y leer a una velocidad que armonice con el ritmo del texto. La modulación de la voz y el énfasis también enriquecerán el relato. La calidez que refleje la voz infundirá en el pequeño una sensación de seguridad.
Los beneficios se multiplican si el menor se convierte en parte activa de la lectura. Conviene pausar de vez en cuando y hacer preguntas que le hagan hablar. Luego pueden ampliarse las respuestas sugiriendo diferentes posibilidades.
La selección de los libros
Lo más importante, sin embargo, quizás sea elegir buenas obras. Tal selección requiere un poco de trabajo. Es conveniente revisar con cuidado y escoger únicamente los libros que contengan un mensaje positivo o algo instructivo, o los que relaten una historia con moraleja. Deben examinarse la cubierta, las ilustraciones y el estilo en general. El libro ha de ser interesante tanto para el padre como para el hijo, pues este con frecuencia le pedirá una y otra vez que le repita la misma historia.
Los padres que les leen en voz alta a sus hijos pueden inculcarles buenos hábitos de lectura, con importantes beneficios que los acompañarán por el resto de sus vidas.
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